ARTIVISMO

ARTIVISMO


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El término artivismo es un neologismo surgido de la fusión de las palabras arte yactivismo, y se utiliza para referirse a las obras que participan de ambos intereses. Así pues, se podrían definir como artivistas los proyectos artísticos alternativos con intención socializadora y los espacios críticos que cuestionan distintos aspectos sociales y culturales desde una posición eminentemente artística.
En un principio, este término sólo se utilizó para describir la labor de los clásicos del net art, unos net artistas muy concretos -Heath Bunting, Rachel Baker, Alexei Shulgin, Olia Lialina, Vuk Cosic, Pit Schultz, los JODI y Andreas Broeckmann- cuyos intereses coinciden en el ejercicio del humor y la ironía, y en la crítica tecnológica de la Red. De hecho, fue Heath Bunting quien se denominó a sí mismo artivista por primera vez en el artículo firmado por James Flint, «Heath Bunting is on a mission», donde se definió como «activista de la cultura digital». Posteriormente este término se ha ampliado a todos aquellos artistas cuyo trabajo crítico se circunscribe al entorno de la Red.
Otro de los nuevos vocablos de Internet es hacktivismo, neologismo procedente de la fusión de las palabras hacking y activismo. Sus practicantes se podrían definir como «hackers que realizan acciones políticas de sabotaje consistentes en penetrar en espacios institucionales y políticos para introducir mensajes de contenido contrario». Del cruce entre entre ambos términos nace el art hacktivismopráctica basada en acciones de sabotaje orientadas a denunciar la peligrosa inclinación de la Red a emular todas las convenciones artísticas tradicionales: derechos de autor, objetualización (en un espacio en línea) y su consecuente comercialización.
Desde el artivismo se pueden diferenciar dos modelos de trabajo crítico en el interior de la Red que siguen la tradición activista más convencional: el que desarrolla una voluntad conciliadora y el que se basa en las tácticas de sabotaje.
Los primeros son proyectos creativos que utilizan el potencial específico de la Red con la intención de propiciar la reflexión y generar respuestas constructivas, eso sí, sin perder ni un ápice de su ironía y/o escepticismo. (Muntadas, Ingo Günther, Mark Napier, Josh On, Mongrel, Technologies to the People...)

Los otros son proyectos radicales politizados o socializadores que se basan en tácticas de sabotaje. El mejor ejemplo de este tipo de iniciativas lo encontramos en®tm ark, una organización con base en Internet que utiliza el sabotaje con fines sociales. Se trata de un grupo de artistas, educadores y otros profesionales de signo muy variado que trabajan para hacer pública la subversión que las corporaciones hacen de los procesos democráticos. Su labor está concebida como un reto a los poderes legales que el sistema jurídico norteamericano asigna a las corporaciones y su finalidad consiste en denunciar la impunidad de la que estas gozan, pero utilizando sus mismos medios y ventajas. La peculiaridad de este grupo reside en la no-especialización en el entorno de la Red: sus propuestas están basadas en la mezcla de proyectos que tienen lugar «en el terreno de la simulación», como páginas web con repercusión mediática, y «en el terreno de lo real», como acciones de sabotaje de carácter local. 

Dentro de este modelo crítico más radical también se encontraría el art hacktivismo, que se diferencia del anterior ejemplo en que sus iniciativas sólo remiten al propio medio; es decir, se trata de proyectos que mantienen su base de operaciones en Internet y que cuestionan sus usos y abusos a través del sabotaje. (Electronic Disturbance Theater, 0100101110101101.org...) 



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