ARTE CONCEPTUAL

Arte conceptual

[Fuente: Marina Robledo]


El proceso de desmaterialización del arte culmina en el llamado Arte del Concepto o Arte como Idea. Dentro de dicha modalidad lo esencial es la idea que da lugar a la obra de arte;el hecho de que ésta no llegue a realizarse no tiene ninguna importancia. Fueron muchos los artistas que, desde de los años sesenta hasta aproximadamente mediados de la déca­da siguiente, se decantaron por alguna de las diversas posibilidades que ofrecía el Arte Conceptual.
Lo cierto es que el Arte Conceptual puro no tiene demasiados seguidores. En esta línea destaca fundamentalmente la vertiente lingüística, de la que Joseph Kosuth es el máximo representante, que, en 1966, ya habló del ”Art as Idea as Idea” (arte como idea como idea). Tal aseveración implica subrayar la ausencia de la materialidad física del objeto. Kosuth recurre al lenguaje como medio para comprender el arte. Partiendo del conocimien­to de la filosofía de Wittgenstein, aplica sus conocimientos teóricos a la creación de conexiones entre el lenguaje y la percepción visual. Dentro de este tipo de experiencias, destaca una de sus primeras realizaciones, que lleva por título Una, y tres sillas, de 1965. En ella ofrecía tres aspectos distintos de la silla: la silla real, la fotografía de una silla y la definición escrita a máquina de silla, extraída de un diccionario.
Es realmente muy difícil establecer unos límites que precisen cuáles las creaciones propiamente conceptuales y cuáles no. Es cierto que, al hablar de un determinado tipo de manifestación, se pueden observar elementos comunes en algunas actuaciones. Sin embargo, también es cierto que, dentro del Conceptualismo, cada artista procuró crear algo distinto de lo que hacían los otros. Como característica esencial del llamado Arte Idea destaca la exigencia de un replanteamiento de todo el sistema expresivo del arte. Así pues, los medios utilizados por el artista serían muy diversos y no tendrían nada o casi nada en común con la tradición artística, ni siquiera con la del siglo XX. El artista utiliza fotografías, películas, vídeos, cintas grabadas, conversaciones telefónicas, documentos escritos a má­quina, envíos por correo, telegramas, estadísticas sobre determinadas ac­ciones, presentación de ciertos actos en público, etc.
En la línea del Conceptual lingüístico podemos citar, además del artista ya mencionado, Joseph Kosuth, al grupo inglés Art & Language, a Victor Burgirt, On Kawara, Robert Barry, Lawrence Weiner, Hanne Darboben y otros muchos cuyo trabajo ha seguido evolucionando a lo largo de las décadas siguientes, manteniéndose fiel a los principios tautológicos y de análisis del lenguaje que propusieron desde sus inicios.
En su interés por la desmaterialización de la obra de arte, el movimien­to conceptual buscó nuevos recursos expresivos a través de la incorpora­ción de nuevas tecnologías o de soluciones tomadas de otras disciplinas humanísticas. En numerosos casos se analizaron los problemas de per­cepción de la obra de arte y se planteó la participación del espectador como algo incuestionable ante el resultado final. Asimismo, el proceso re­flexivo previo a la realización de la obra alcanzó un valor incalculable, casi mayor que el de la propia obra finalizada, y las conexiones entre arte y so­ciedad fueron valoradas desde ópticas diferentes, llegando en ocasiones a plantear un fuerte compromiso con lo político. En este último caso cabe citar los trabajos del artista alemán afincado en Estados Unidos Han Haacke. También el influjo creciente de los medios de comunicación fue motivo de reflexión para algunos artistas conceptuales que los utilizaron para realizar sus propuestas.
En España, durante la primera mitad de la década de los setenta se dio un momento rico en propuestas, especialmente en el ámbito catalán, con el surgimiento de numerosos artistas y actividades que propiciaron un cambio sustancial en el desarrollo del arte en España. A pesar de que mu­chas de las propuestas presentaban una fuerte influencia del Arte Concep­tual europeo y norteamericano, lo cierto es que, a causa de la conflictiva situación sociopolítica que atravesaba el país en aquellos momentos, se dio un tipo de planteamientos de fuerte carga política y una revisión del papel del arte en la sociedad muy significativos. En esta línea cabe citar las aportaciones de Ferran García Sevilla y del Grup de Treball, en el que par­ticiparon artistas como Francesc Abad, Antoni Muntadas, Jordi Benito, Francesc Torres, y otros. Asimismo, es importante citar otra vía que inten­tó romper con la concepción tradicional del objeto artístico, promoviendo una reflexión objetual al amparo de trabajos como los de Joan Brossa; en esta línea trabajaron Jordi Pablo, Antoni Llena, Silvia Gubern, Angel Jové, Carlos Pazos, Benet Rossell, etc.
También en Madrid, y alrededor del crítico de arte Simón Marchán, surgieron algunas propuestas impulsadas por Nacho Criado y Alberto Co­razón, quienes, posteriormente, entrarían en contacto con el grupo ZAJ (Juan Hidalgo, Esther Ferre ry y Walter Marchetti), participante en las mani­festaciones de Fluxus, y que ya había desarrollado una importante trayec­toria en Europa.



Fuente:”historia universal del arte”últimas tendencias. Lourdes Cirlot. Editorial Planeta.1994

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